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sábado, 19 de noviembre de 2011

GOTIC EL VAMPIRO ANESTESISTA PRESENTACIÓN DE

GOTIC EL VAMPIRO ANESTESISTA

Sí, Gotic, mis padres eran unos vampiros con mucho sentido del humor.
Vosotros pensaréis “oye pues siendo vampiro has escogido una gran profesión”,
Sí, eso pensé yo también, fácil acceso al banco de sangre, si alguno se me despierta lo duermo solo con mirarlo y dada la fama de lujuriosos que tenemos los vampiros, tener mujeres desnudas a nuestra completa disposición constantemente, debe ser todo un lujo.
¡Ay! Cuan equivocado estaba.
En primer lugar, ver la sangre correr y latir en esas azules venas me pone enfermo literalmente, ¿por qué?, joder está claro, no puedo morderlas, los colmillos me crecen haciéndome difícil cerrar la boca y aprieto y aprieto hasta que el que termina sangrando soy yo, si me preguntan algo en ese momento no puedo contestar, con lo que me he ganado fama de rarito.
Lo del banco de sangre estaría bien si no fuera por Carlos, Carlos es técnico de laboratorio y también es vampiro, a los dos nos gusta Rh+ grupo indiferente, así es que a pelear, porque además su jefe nos tiene enfilados, por más que le borramos la mente el tipo se empeña en que algo raro pasa en nuestros turnos.
¡Ahhhhh! Y esta es muy buena, mujeres humanas sois todas unas hipócritas, mucho Cullen, mucho Cullen, pero en cuanto veis unos colmillos os cagáis del susto, vamos que eso de que ligamos un montón, bazofia de novela.
Aún recuerdo cuando salió la primera del Crepúsculo ese, Carlos y yo pensamos “tío se han acabado los días del ostracismo, vamos a poder enseñar los dientes y nos van a ofrecer sus cuellos sin más”
Ja, ilusos. Recuerdo a María, la miré intensamente como el vampiro de mentira ese, que parecía que me fuese a derretir de verdad y todo –por cierto, lo del sol, una patraña, con lo que me gusta a mi la playita- abrí la boca dejé que mis de por sí ya largos colmillos crecieran, y… un alarido, golpes y desmayo final, ni que decir tiene que tuve que borrarle la mente, salvo que no quiso volver a verme y aún no recuerda por qué.
También me acuerdo de Susana, aún se ríe cuando me ve diciéndome, “joder, que truco, en mi vida he visto algo igual, pero realmente más que erótico es de risa” después de esto mi fama de raro se dirigió más bien al campo de lo friky.
No creáis que a Carlos le fue mucho mejor. Eso que los vampiros de normal, tenemos un físico agraciado, sí, eso ayuda, pero el día a día en el mundo humano no es fácil.
Doy gracias al infierno por haber encontrado a mi mujer.
Ella no se asusta fácilmente, pero no me deja morder, no.
La primera vez que le enseñé los colmillos, ni corta ni perezosa cogió un cuchillo jamonero y me lo puso en la garganta.
“Si algún día se te ocurre sacar tus juguetitos, recuerda que yo también tengo cuchillos afilados”
Sip, ahí fue cuando me enamoró.   

6 comentarios:

el amor y otras psicopatías dijo...

Este va dedicado a un gran amigo y mejor compañero. Tus deseos son órdenes.

María Elena dijo...

Se queda un poco corto Bela, ¿habrá más partes?
Está gracioso ese vampiro pirulando por la morgue jeejeje. Un beso guapa

el amor y otras psicopatías dijo...

Habrá más, habrá más este era solo para presentarlo. Gracias por leerlo Mª Elena.

Menchu Garcerán dijo...

Me encanta, un punto de vista de los vampiros muy, muy bueno.

Anónimo dijo...

Jajjajaja, me encanto eso de: mujeres, ustedes son todas una hipocritas, mucho Cullen mucho Cullen pero ven unos colmillos y se cagan todo...me encanto este relato, solo hubiese querido que fuese un poco mas largo, pero esta bien...muchas gracias..es divertido.

el amor y otras psicopatías dijo...

Tranquila hay más, pronto publicaré un segundo capítulo.