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jueves, 17 de julio de 2014

CUANDO CAPERUCITA ASUSTÓ AL LOBO FEROZ
























Me puse el abrigo rojo que me cubría hasta los tobillos, dejando ver apenas unas rojas botas de tacón fino. Coloqué lentamente los guantes a juego en mis manos casi igual de encarnadas por el frío y terminé de abrigarme calándome un gorro de lana, como no, rojo. ¿Os he dicho ya, cuánto me gusta el color de la pasión?
Antes de coger el coche para ir a casa y después de una dura jornada laboral, me puse rouge de Chanel en los labios; regalo de cumpleaños de alguien que me conoce bien.
Cinco minutos más, y estaría en casa con el pijama puesto y disfrutando de algún buen asesinato en la tele, mientras leo alguna preciosa historia de amor que lo compense.
Me detuve un momento ante el pasadizo de los garajes. Escuchaba la voz de mi madre “no vayas por el túnel, que puede ser peligroso”.
Prometo que mañana le hago caso. Sí, yo soy esa que en la película de terror va la bodega cuando hay un psicópata suelto. El miedo y yo no nos conocemos, para lo bueno y para lo malo, porque eso me hace ser imprudente en ocasiones.
Llegué sin problemas a la puerta del ascensor de mi edificio. Pero tengo otro problemilla y es que la luz no capta mi metro y medio. Por tanto no se enciende, lo que debería hacer que ni loca pase por allí de noche ¿verdad? Pues no. Estar a oscuras a las once de la noche en un pasadizo de un garaje de tres edificios, no es motivo suficiente para asustarme.

Así es que allí estaba yo, a oscuras esperando el ascensor, cuando oí primero un golpe seco y después un grito aterrador, proveniente de una voz profunda y masculina.
Giré la cabeza con curiosidad y el ceño algo fruncido. Esperaba no tener que salvar a nadie de una caída por las escaleras o algo así, estaba muy cansada.
Entonces distinguí la figura de un hombre muy grande, probablemente de origen africado, vestido con ropa oscura y que se apretaba con fuerza el pecho.


-¡Joder que susto me has dado! ¿Qué haces aquí a oscuras? -me gritó.
-Erase una vez en que Caperucita Roja asustó al lobo feroz -respondí.
-Muy graciosa –contestó. Escuché un ding, se abrieron las puertas y entré en el ascensor.
-Ten cuidado, me he encontrado con Blanca Nieves en la entrada y está de mal humor –le dije mientras se cerraban las puertas.
Por un momento me pareció ver brillar un colmillo en la oscuridad...



Cualquier parecido con la realidad es absolutamente cierto. Mi vecino André sigue odiando mi abrigo rojo.