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UN EURO

viernes, 22 de junio de 2012

Tres eran tres...

La semana pasada fue muy especial para mi. Tuve el gran placer de asistir a tres eventos en apenas unos días. Mucho ajetreo, preparativos,cositas de última hora...

DIA 09 DE JUNIO, FERIA DEL LIBRO DE MADRID.

Después de siete días seguidos de trabajo, salgo a las seis de la tarde, desde las siete de la mañana, y me voy corriendo a la estación a por el billete. Me suena el móvil.
-¿Dónde estás? -me pregunta mi marido.
-Ahora mismo haciendo cola en la estación.
-Pero si son las nueve de la noche.
-Ya pero es que primero me he pasado por la Fnac para ultimar los detalles de lo del miércoles.
-Bueno, y a qué hora sale el tren.
-A las siete.
-Apenas vas a descansar, porque conociéndote tendrás que levantarte a las cinco y media.
-Pues sí. Te dejo que por fin me toca -.Cuelgo sin darle tiempo a réplica.

-Entonces, habíamos dicho ida y vuelta a Madrid mañana no?
-Sí.
-En el primero y el último no? -es la tercera vez que se lo repito. Asiento con la cabeza, demasiado cansada para discutir o aconsejarle que se compre un sonotone.

En ese momento llega otro hombre más mayor y con cara de resignación.
-Vete, ya sigo -le dice. Yo respiro hondo, uno y dos, uno y dos.
-Buenos días señorita, o señora.
-Señora -corrijo.
-¿Ah sí? ¿tan joven? -¡No por Dios! ¡uno con ganas de hablar, no! Me limito a sonreír a ver si se le pasan.
-Se va usted a Valencia ¿no?
-No, que yo sepa -respondo con cara de sorpresa.
-Le aseguro que según el ordenador, usted se va a Valencia.
-Y yo le aseguro, que la Feria del libro de Madrid, se celebra en Madrid y es allí donde voy.
-Con que vamos a pasar un bonito fin de semana en Madrid y a que nos firmen algunos famosillos ¿eh?-dice con tono despectivo.
-¿Usted también va?
-Jajajajaja, que graciosa. No me refería a usted.
-Ya, no exactamente. Yo formo parte del grupo de famosillas que firman.
El hombre abre mucho los ojos, y una sonrisa le ilumina la cara. Deja por completo sus quehaceres en el ordenador y acercándose a mi, me dice casi en un susurro:
-Si me consigue un autógrafo de Jiménez de los Santos, le hago un descuento.
-Pues vaya diciéndome el total, sin descuentos. A Madrid, ida y vuelta en el mismo día. Primera y última hora.

Ya en Madrid espero a mi amiga Olivia Ardey que viene de Valencia en el AVE. Sí, ese que no llega a Alicante.
Después de los besos y abrazos de rigor nos ponemos en marcha. Y menos mal que voy con ella, porque desde la última vez que vine a Madrid en tren esto ha cambiado mucho, no me veo capaz ni de salir de la estación de Atocha.
-Patricia me dijo anoche que cogiera el metro hacia el retiro.
-¿El metro? pero si está aquí al lado.
-¿Seguro?
-Y tan seguro, verás -la veo preguntar aquí y allá por la calle de entrada al parque. Ella va por libre y yo detrás, que la veo desenvuelta.
-¿Ves? -me dice -es al final de esta calle.
-La última vez que dije eso en Madrid, me tiré media hora subiendo por Príncipe de Vergara.
-Que no, mujer de poco fe.
Efectivamente, Oli tenía razón en unos minutos, y tras parar para un té, llegamos a la Feria en el Retiro.

-¡Hombre por fin! ya me han preguntado por ti cinco personas -se queja mi editora.
-Como dice mi marido, yo llegaré tarde hasta a mi propio entierro -por lo menos lo tengo asumido, que no se diga.



















Os he dejado el resto del día en imágenes.

Son las siete cuarenta y cinco y tengo que ir a coger el tren de vuelta a Alicante, agotada, ya que las chicas me han hecho andar con tacones de siete centímetros, monte a través y a la carrera, llamándome tipo ¡amos eeeeengaaaaaa!, me paro en un semáforo frente a la estación de Atocha, y el corazón empieza a latir con celeridad, ¿cómo es posible que no me diera cuenta de que hay... cuántos... tres pabellones diferentes? 

-Hola, ¿eres Bela Marbel la escritora amiga de Noelia? -me dice una chica, sacándome de mi estupor.
-Sí, aunque ahora soy más bien la confusa y asustada Bela Marbel que se va a perder en Atocha.
-No te preocupes mujer, nosotras te acompañamos.
Primera entrada.
Nos despedimos.
Amable señorita.
No por aquí no es, vayan abajo.
Segunda entrada.
Volvemos a despedirnos.
Amable caballero.
No por aquí no es, vayan a la izquierda.
Tercera puerta.
Nueva despedida.
Ni amable, ni caballero, ni cojones.
Más abajo.
Cuarta puerta.
¿Última despedida?
Amable señorita.
Están en el sitio correcto.
-Ains un momento que me voy a pillar una latita para el camino.
Ahora sí que sí, nos despedimos y si no fuera por ellas estaría todavía intentando salir de allí cual día de la marmota.

EL DÍA DE PUERTAS ABIERTAS PARA PACIENTES ONCOLÓGICAS EN SALÓN MARISA CATURLA 12 DE JUNIO DE 2012.

Ha sido un día maravilloso, en el que he conocido a mucha gente impresionante dispuesta a dar y a recibir. Marisa es la perfecta anfitriona, llena de humanidad y cariño. Es todo pasión y generosidad, pone el alma en todo lo que emprende y nos lleva a los demás con ella. Está rodeada de un equipo humano maravilloso, que pone toda la carne en el asador. Personas que la acompañan desde hace muchos años, y siguen con ella, día tras día, dando lo mejor de sí.

El día comienza con tratamientos para el cutis, el pelo, las manos. Arreglos de pelucas y pañuelos preciosos y personalizados. Continúa con la firma-dedicatoria de los libros que de Espirales en el ombligo, se pusieron a la venta. Una parte de los beneficios se destinará a apamm, con la que haremos un nuevo evento, más adelante.

Más adelante también, compartiré con vosotros el proyecto LOLA en el que Marisa está volcada por completo en este momento, y del que nos hablará en su blog.

Continuamos con la degustación de jugos y dulces deliciosos, ricos en vitaminas y antioxidantes que nos alegran el día.

Y para mi termina porque tengo que ir a trabajar, pero el día continúa con un espectacular éxito en los salones.






MIÉRCOLES 13 DE JUNIO, PRESENTACIÓN FNAC ALICANTE.

Pipipipipi, sí esa es mi alarma. Son las cinco treinta de la mañana. Tengo que ir a trabajar. Bostezo, tropiezo, me caigo, me levanto, consigo llegar entre maldiciones al baño. Sí, chorrito y a la ducha.
-¡Mierda! -grito.
-¿Qué te pasa? -contesta mi marido casi de tan mal humor como yo.
-¡El puto calentador! el agua sale fría, se ha acabado la caliente.
-Cariño es eléctrico, la caliente no se acaba -abre la puerta de mi ducha y con la paciencia que lo caracteriza pone la temperatura adecuada.
-Ummm sí, que gustito.
-¿Lo dices por el agua? -pregunta dándome una palmadita en el culo.
-Pues claro, menudo día me espera.
-Todo va a salir bien, ya verás.
-¿Y si no viene nadie?
-Siempre dices lo mismo, y siempre viene gente.
-Es verdad, pero de vez en cuando me dan estos ataques de inseguridad.
-Hazme hueco, que te enjabono la espalda y te doy seguridad de esa.
-Ya claro, seguridad me vas a...

A las cinco treinta voy a casa, otra ducha y me arreglo, vestidito azul, muy alicantino, taconazo, pelazo y a la presentación.

Empieza a llegar gente, saludos y abrazos y por fin... sí, la sala está. Todas las mesas ocupadas excepto, la de la primera fila, más cercana a mi. ¿Por qué siempre nos dejamos esa primera mesa libre? Es como en el cole. Serán reminiscencias.

Ponemos el boocktrailler, Aston Kutcher, levanta sentimientos encontrados como siempre, Jonhy Cash no, a todo el mundo le encanta. Comienza hablando Sandra Torriglieri resaltando el papel de la mujer en la sociedad. Casi no me reconozco en las palabras que utiliza para describirme, le estaré enormemente agradecida por esa presentación, ya que ha subido mi autoestima casi tanto como la ducha de la mañana. Ahora le toca hablar a Marisa Caturla, que cuenta alguna anécdota de cuando y cómo nos conocimos, realmente lo nuestro fue un flechazo, no hay otra forma de describirlo. Y después de comentar algunas cositas, la gente comienza a hacer preguntas. Y es un no parar, los asistentes se implican muchísimo y participan con preguntas y comentarios durante bastante rato. Lo pasamos en grande y resulta muy entretenido. Los de la Fnac me reconocen que es una de las presentaciones en que más preguntas se han hecho. El chico no daba abasto con el micro.

Y llegamos al final, con la firma y las fotos. El montaje que me ha hecho Mari Carmen  de Club con un libro entre las manos, para las postales es chulísimo, y las regalo con el libro. Entre las visitas está la jefa de Mark, Noelia Guirao y también cómo no Vane, de Un paseo entre libros.

Después de una cervecita con mis recién encontradas vecinas de la infancia, a casa a descansar, mañana por la mañana me toca madrugar, tropezar, ducha fría...

























A ellas y a todos los que habéis asistido a estos tres eventos no puedo más, que agradecer el ratito que pasáis conmigo, no sabéis cuánto significa para mi. Os quiero, besazos. ¡Y hasta la próxima! En la que espero poder ofreceros novedades.





miércoles, 6 de junio de 2012

El día en que la conocí




Altamente recomendable leer Gotici El Vampiro Anestesista presentación



Carlos y yo habíamos salido a tomar unas copas. Ya sabéis, Carlos, el otro vampiro que trabaja en el mismo hospital que yo, el que es enfermero en el banco de sangre. Acababan de estrenar la segunda de Crépusculo, ya no albergábamos esperanza alguna, acerca de que nuestra condición de vampiros fuera ganar popularidad gracias a las pelis y novelas.

-¿Sabes lo que me pasó la otra noche? -me preguntó Carlos.

-¿Qué? -contesté bebiendo de mi copa, porque sí, los vampiros bebemos alcohol y nos emborrachamos, y reaccionamos igual que cualquier borracho humano, perdemos el control. Lo único diferente en nuestro caso, el el anormal crecimiento de las protuberancias que adornan nuestra boca, normalmente las mantenemos a raya, pero cuando uno pierde el control, lo pierde por completo.

-Me ligué a una tía que estaba muy, pero que muy buena. Tenía unos melones ... más o menos así -hizo el gesto de agarrar un par de pechos imaginarios, muy, muy grandes, imposibles de abarcar con las mano.

-¿Y?

-Perdí la cabeza, ya sabes como me ponen las tetas grandes. Los capullos estos empezaron a crecer -me contó señalando los colmillos.

-¿Y te los vio?

-No.

-¿Entonces?

-Digamos que el sabor de la silicona es asqueroso.

-¿Le pinchaste una teta?

-Ummmhhh... sip.

-Menos mal que el anestésico de la saliva le ahorraría el dolor.

-Sip, y no tiene cicatriz. Pero va a denunciar al cirujano plástico. Y yo soy su testigo.

-¿Qué?

-Tío qué iba a hacer yo. Le dije que era culpa del que se las puso, que eso no era normal, las tetas no se desinflan por un simple bocadito ¿no?

-Pero sí por una puñalada de cinco centímetros.

-Ya, pero eso no se lo iba a decir. Hay algo más.

-¿Qué? Porque lo que no te pase a ti...

-Solo te pasa a ti. Es tu jefe.

-¿Qué?

-El cirujano que la operó, es tu jefe.

-Vete a tomar por culo.

-Sí, sí. La próxima vez mejor me recreo en el culo.

-Olvídalo, ahí también se ponen prótesis.

-¿No jodas?

-Si yo te contara.

-Detrás de ti hay una tía que no deja de mirarte.

Me volví para ver a la chica en cuestión. ¡Oh! era realmente guapa, tan alta como yo, vamos, no mucho. Ojos oscuros, melena al viento; al viento del ventilador colocado en la barra. Mira, parece un video clip porno, si se quita la camiseta... y entonces lo hizo. No lo de quitarse la camiseta claro. Me sonrió. Adopté mi postura original sin corresponder a su gesto de interés.

-No es buena idea -dije a Carlos.

-¿Cómo que no? pero si está cañón y es tu tipo.

-Tú lo has dicho, es demasiado mi tipo. Seguro que estos -señalé mis colmillos -salen y la asusto. Es mi tercera copa. O peor aún, imagina que le  pincho una teta, perdón, no tienes que imaginarlo.

-Muy gracioso, pero no parecen de silicona -lo miré con mala cara y seguí a lo mío. Pero la chica era resuelta.

-Hola -tenía la voz aterciopelada, dulce.. algo ronca por el deseo, vale, sí, yo también he visto las pelis del  Cullen ese. En realidad la voz ronca se debía más al ron preparado que se estaba tomando.

La miré e hice un gesto de cabeza, me aseguré de no abrir la boca.

-Me llamo Lori ¿y tú?

-Dr. Gotici.

-¿Dr. es nombre o apellido?

-Eres una graciosilla ¿eh?

Ella me dedicó otra de sus deslumbrantes sonrisas, yo por puro nerviosismo le di otro trago al cubata, y los putos colmillos crecieron unos cuantos milímetros más.

-No, pero es que te he preguntado tu nombre, no tu profesión. Pero todos los médicos sois unos engreídos.

-¿Y tú a qué te dedicas? -me animé a preguntarle. Una voz detrás de ella contestó.

-A cazar vampiros -. El contenido de mi boca, vamos el trago del cubata que debería haber caído por mi garganta, se paró en secó y decidió salir al exterior en dirección a la cara de Lori.

-Pero qué coño... -el tipo que lo había dicho se acercó a ella servilleta en mano.

-Lo siento -no pude decir nada más bajé la cabeza y me dirigí al baño.

-Una mala noche -oí que decía Carlos.

Cuando llegué al baño, mis bichos ya medían lo suficiente como para desinflar varios pares de tetas. Respiré hondo, me eché agua el cuello, conté a hasta diez, veinte, treinta... cuando salí Carlos estaba solo en la barra.

-Es inspectora de bancos de sangre.  Lo de cazar vampiros no era literal. Bueno si me caza a mí sí, pero... no normalmente -me contó Carlos.

-Creo que es hora de irme a casa.

-Pues yo le voy a hacer un favor a la rubia esa de la esquina -Giré la cabeza en dirección a dicha esquina y vi al rubia en cuestión. Bueno vi las protuberancias que la rubia apoyaba en la barra.

-Ten cuidado, aunque son de otra marca, no creo que el sabor te vaya a gustar más.

Salí del local dejando a Carlos pegado a las tetas de la rubia. Me subí el cuello de la cazadora de piel y me dispuse a desatar el casco de mi Harley.

-Después de calarme lo menos que puedes hacer, es llevarme a casa ¿no crees? -di un respingo ante el meloso sonido de su voz, básicamente porque me pinché en el labio inferior, ante el nuevo crecimiento
que experimentaban mis colmillos. Hijos de puta. Asentí y le entregué el casco sin más.

-No hablas mucho ¿eh? -le mostré una sonrisa ladeada sin despegar los labios. Noté que se le erizaba la piel.

-Lo que has hecho ahí dentro es una guarrada -me dijo con voz temblorosa mientras retrocedía un paso. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba avanzando hacia ella como un lobo hambriento, ya sé que las comparaciones entre lobos y vampiros no están bien vistas, pero no se me ocurre nada mejor. Mediante un leve empujón la apoyé contra la pared.

-¿Quieres probar algo realmente guarro? -en mi cabeza sonó sexy, erótico, gamberro, caliente... hasta que la oí reírse como una loca.

¡Coño! intentar vosotros controlar el ceceo con unos putos colmillos de cinco centímetros en la boca.

Solo se me ocurrió una forma de hacerla callar... y funcionó, vaya si funcionó. Y mis colmillos no le importaron en absoluto.