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UN EURO

lunes, 29 de agosto de 2011

La respuesta correcta.

      
Un grupo de hombres reunidos después de una dura jornada laboral, dos generaciones de ellos para ser más exactos, los cuarentones y los veinteañeros.
Con la primera cerveza han acabado con el tema Alonso, Nadal y la selección, es verano así es que el Madrid, Barça y Hércules (están en Alicante), no dan para mucho más.
Encaran el tema trabajo hasta que después de cagarse en toda las razas de jefes que existen, alguien recuerda que la jornada ha terminado y que a otra cosa mariposa.
Así es que en cuanto abren la tercera cerveza comienza “el tema” las mujeres.
Mi sobrino de poco más de veinte años con novia reciente se dirige a su tío (mi marido).
-Es que la mayoría de las veces no sé lo que he hecho, se enfada y le pregunto qué le pasa y me dice que si no lo sé ella no me lo va a decir.
-Acostúmbrate yo llevo doce años casado y todavía sigo esperando que me respondan esa pregunta- le dice su otro tío, vamos mi hermano Carlos.
-Tenéis mucho que aprender- les dice mi marido con una sonrisa de suficiencia dibujada en el rostro.
-Ilústranos- le contesta Carlos.
-A las preguntas trampa siempre hay que contestar con evasivas hasta que le des la vuelta- responde él muy tranquilo.
-Ejemplo- dice mi sobrino poniéndose en pie con las manos en las caderas y sacando un hombro de la camiseta.
-Cariñoooo, qué vestido crees que me sienta mejor el azul o este- pregunta A.J. tratando de poner voz femenina.
-Mi amor tu siempre estás preciosa- le contesta Ace levantándose y dándole un pellizco en la mejilla.
-Con que eso es lo que haces conmigo- una voz a sus espaldas les hace girarse, todos comienzan a reír por lo bajo, y susurran entre ellos.
-A ver cómo sales de ésta campeón- le reta mi hermano.
Ace se acerca a mí, pone su enorme mano sobre mi cintura y acariciándome la cara con los dedos de la otra mano me dice al oído:
-A ti nunca te diría eso porque tú como mejor estás es sin vestido.
A mi se me pone la sonrisa tonta.
-Calla idiota- le digo en tono mimoso mientras me escapo de su abrazo y me acerco a la mesa.
-¿Queréis otra cervecita?- les digo, los veo asentir boquiabiertos y me dirijo a la entrada del bar dónde está Niky (sobrina de mi marido) de la misma edad más o menos que AJ,  mirándome estupefacta.
-¡Tío eres el puto amo!- oigo decir a mi sobrino cuando cree que no le estoy escuchando.
-¡Mi héroe!- dice mi hermano. Ace les hace una reverencia antes de sentarse.
-¿Pero qué te ha dicho para convencerte tan rápido, no le ibas a poner las pilas?- me pregunta Niky.
-Sí, pero cariño míralo, él es feliz en su ignorancia. Ahora mismo es el rey del corral, el macho más macho y yo esta noche voy a ser la hembra más hembra por dejarle en ese pedestal.
-Madre mía Bela, eres perversa. Yo por toda respuesta le guiño un ojo y pido otra ronda.
 

sábado, 20 de agosto de 2011

¡Ay el amor! II o ¡Ay el sexo!

    (Se recomienda leer ¡ay el amor I)


Mi amiga Mery, mi amiga Dulce y yo hemos quedado para tomar unas copas esta noche, vamos a un local muy conocido de la ciudad. Fuera hay un montón de gente, dentro algunos grupúsculos aislados ¿por qué? momento cigarrito, es de esas cosas que al ser humano le gusta compartir.

-Tías que frustrante es eso de echar un mal polvo- nos dice Mery.
-Dímelo a mí- contesta Dulce- si no fuera por lo mucho que quiero a Luis, lo habría dejado hace siglos, creo que no hemos echado un polvo en condiciones jamás- Dos pares de ojos se dirigen hacia mí esperando solidaridad femenina.
-Lo siento chicas pero en eso no puedo ayudaros, yo no sé lo que es- contesto tranquilamente.
-Pero que hija de la gran casquivana que eres- me dice Dulce, yo giro la cabeza haciendo caso omiso de su observación.
-Bueno la cosa es que el otro día me lié con el tío buenorro ese que me molaba, pero vino a ser algo así como hacerlo con un muñeco.
-¿Y eso?- me intereso yo.
-Ya te lo cuento yo- interviene Dulce- nada de besos profundos, apenas caricias, buscar puntos erógenos no que se pierde mucho tiempo, vamos culo, tetas y al grano.
-Tu lo has dicho hermana- contesta Mery.
-¿Y por qué seguiste si no te estaba molando?- le pregunto yo.
-Es que está tan bueno, iba tan bien vestido…- me contesta.
-Ya te vale, vas a tener que cambiar tus prioridades o enseñarle- le recomiendo- cariño- digo dirigiéndome a Dulce- lo siento.
-Oh no os preocupéis por mi me apaño bien sola o con algún que otro sustituto, tíos buenos a las doce en punto- Mery y yo nos giramos sin ningún disimulo mientras Dulce pone los ojos en blanco.
-Paso de los tíos buenos, apañaos que dan mejor resultado- comenta Mery.
-Taco placero que diría Paquita la del Barrio, sin chili ni sal- le digo yo antes de soltar las tres una gran carcajada recordando las letras de la gran Paquita- de todas formas que sepáis que mi chico además de estar bueno sabe lo que se hace.
-Tú siempre poniendo los dientes largos- me riñe Dulce.
-Ya será menos- dice Mery.
-No cariño yo nunca me conformo con menos de dos- sentencio yo.
-Atención los tíos buenos se acercan- nos advierte Dulce.
-¿Cuántos son?- pregunta Mery.
-Tres- contesta Dulce- estamos justos.
-De eso nada os sobra uno- protesto yo inmediatamente.
-Pues te quedas aguantando la vela hasta que sepamos si nos gustan.
-Ya os vale- me quejo.
Los chicos en cuestión llegan hasta nosotras. Uno de ellos se pone a mi lado y roza mi escote con su dedo.
-Que tatoo más chulo- me dice poniendo lo que seguro que él piensa que es una voz de lo más sensual.
-Tu dedo también es chulo- le contesto muy tranquilamente.
-¿Tú crees?- me dice con una sonrisa que él imagina de lo más seductora.
-Sí y si no quieres que te lo corte y te lo meta por el…- en ese momento mi amiga Mery me da un empujón haciéndome callar.
-Ibas a seguir el rollo ¿recuerdas?- me dice al oído mientras el chico se guarda la mano en el bolsillo.
-Ha tocado así es que no hay trato.
Mientras nosotras dos discutimos Dulce ya ha entablado conversación y coqueteos con uno de ellos.
-Nosotras vamos dentro- les dice Mery- ¿nos acompañáis?- les pregunta Mery.
-Claro soy Jose- dice el que todavía no ha hablado poniéndose a su lado- los ojos del dedo sobón muestran fastidio al darse cuenta de que le ha tocado lidiar con la chunga, se aparta aún con la mano en el bolsillo para dejarme pasar.
-Dulce vamos- le digo yo.
-Ehhhh, sí sí voy- me contesta.
-Te recuerdo que Luis te espera en casa- le digo teóricamente en voz baja.
-Y yo te recuerdo que tengo ciertas necesidades básicas cubrir- me contesta en voz baja de la de verdad.
Mery andaba mirando hacia mí y diciéndome chitón con un dedo en sus labios..
Pum, plas, choque entre dos, vaso al suelo.
-Tío mira por dónde vas- le dice Mery a unas espaldas anchas que pertenecen a un tipo alto, en cuanto se da la vuelta veo problemas.
-Perdona no te he visto… joder de entre todas las personas de Alicante me tengo que chocar contra la come hombres- se queja el pobre incauto.
-Si miraras por dónde vas en vez de estar tonteando con todas las faldas del local no te chocarías, guaperas- le contesta Mery.
-¿Me vas a pagar la copa que me has tirado?- pregunta Sergio entre enfadado y divertido, acercándose peligrosamente a Mery.
-Hombre Sergio tú por aquí- digo yo devolviéndole el empujón a mi amiga.
-Pues sí, disfrutando mientras mojo a tu amiga- me contesta mirándola a ella y con absoluta doble intención.
-¡Ja!- le dice Mery acercándose más a él y poniendo los brazos en jarras- no tienes lo que hay que tener- le reta.
Mi amigo la engancha y… parece que sí que lo tiene. Miro aun lado, miro a otro elevo los hombros en dirección a los dos que se han quedado compuestos y sin ligue, me saco el móvil y llamo a un taxi.
Entro en casa quitándome los zapatos y la ropa y dejándolos abandonados en el  pasillo. Después de una visita al baño me meto en la cama y suspiro, un reconfortante brazo se apoya en mi cintura mientras una mano acaricia mi tripa.
-¿Qué tal tu noche con las chicas?- me pregunta esa voz familiar y ronca.
-Pues... las he dejado muy muy entretenidas- le contesto. Él se arrima a mí.
-¿Te apetece que te… entretenga?
Al día siguiente tengo dos mail.
¡Que noche!
¡Gran noche!
Y yo contesto.
¡Como todas las noches!
Tienes dos mails, me avisa la máquina.
Capulla.
Hija de la gran casquivana.  
     

jueves, 11 de agosto de 2011

¿Un trío en el sex shop?

Mi amiga Lily y yo estamos tomando café en una cafetería cerca del Mercado Central.

-Tía llevo un fin de semana más aburrido…-me dice.
-¿Quieres que nos riamos un rato?-propongo yo.
-¿En qué piensas?- entrecierra los ojos, dubitativa.
-Aquí al lado hay un sex shop, ¿nos damos una vuelta?
-Uffff, hace un montón que no voy a uno.
-Pues vamos, que me han dicho que hay unos vibradores nuevos que…- en ese momento mi marido entra en la cafetería.
-Hola cariño -me dice dándome un beso en los labios –miedo me dais ¿y esas caras de malas?
-Ummmmh, estábamos pensando en hacer algo divertido y ahora que estás tú, puede ser más divertido aún -contesto.
-¿En que estáis pensando? -nos pregunta inocente.
-Dos palabras- dice mi amiga -sex shop.
A mi marido se le escapa el trago de café que había cogido de mi taza.
-¡Ah no! conmigo no contéis, al sex shop con las dos, como si estuviera yo loco.
-Vengaaaaa, enróllate -suplica Lily dándole un cariñoso empujón con el hombro.
-Anda cielo, si nos lo vamos a pasar genial -le ronroneo al oído.
-Joder la que me vais a liar, como si lo viera -dice Ace pasándose la mano por su inexistente cabellera.

Entramos al sex shop mi amiga y yo cogidas del brazo y Ace detrás estilo guardaespaldas.
-Mira Bela, que chulos los lubris estos de sabores.
-Mira a mi me gusta el moradito este -señalo un vibrador de color morado con ajuste para clítoris y multibolitas.
-¡Joder tía, que exageración!
-¿Tu crees? -digo yo como si tal cosa.
-¿Te parece normal? No me vaciles. A ver que dice tu chico, ¡cariño mira lo que quiere Bela que nos llevemos para jugar!
-Chicas habíais prometido portaros bien- nos recrimina él.
-¿Y te lo creíste?- le digo acercándome a y paseando el juguete por delante de sus narices.
-¡Quítame eso de la cara! -gruñe malhumorado.
Lily y yo nos echamos a reír al ver su cara de apuro intentando apartar al “moradito”.
-¡Ace! ¿qué pasa tío?- suena una voz familiar cerca nuestra.
Un chico delgado y bajito se dirige hacia mi marido, que a su lado parece enorme.
-¿Cómo va Robi? -saluda Ace.
-Pues aquí… eh… ah… -murmura mirándose las manos en las que lleva cinco pelis, ya sabéis, subiditas de tono, vamos, porno.
-Eh… pues sí, ya ves yo igual que tú, aquí- contesta mi marido.
-¡Cariño! -susurra insunuante mi amiga acercándose a Ace muy melosa -lo prefieres de fresa o de plátano -pregunta mostrándole los lubricantes.
-Lily, te presento a Robi. Robi ella es Lily la perversa una amiga -los presenta Ace.
-Ehhh -contesta Robi extendiendo la mano hacia Lily, mientras trata de sujetar infructuosamente las pelis con la otra. Yo escojo ese momento para presentarme, le pongo a mi marido el “moradito” en las manos y me agacho a coger la peli que se le ha caido a Robi.
-“Lo que el vientos se f…” vaya veo que te gustan los clásicos -comento como de pasada- soy Bela la mujer de Ace.
-¿Su mujer? Encantado- me dice con un gesto de cabeza mientras coge la peli.
Mi amiga y yo nos enganchamos cada una a un lado de Ace, mientras yo le acaricio el pecho, mi amiga le toca la oreja y mi marido se deshace del "moradito" como si le quemara.
-Pues yo ya me iba -dice Robi y cuando está en la puerta se vuelve.
-Por cierto Ace, igual que yo, no exactamente ¿eh?
Mi marido se encoge de hombros mientras el otro desaparece tras la puerta.
-Sabía yo que me la liabais- nos dice mientras nos revuelve el pelo como si fuéramos chicos traviesos.
-¡Ah!- exclamo –el "moradito" me lo regalas ¿eh?

REFLEXIONES DE UNA ADOLESCENTE

              
Las torugas

Me llamo Alicia, Ali para mis amigos, tengo dieciséis años y la mayoría de gente que me conoce me dice que soy así un tanto… bipolar, siempre les contesto lo mismo por supuesto.

-Estoy con la regla!

A lo que ellos me responden siempre

-Tu siempre estás con la regla Ali!

No me malinterpretéis no soy una histérica perdida como estaréis pensando, simplemente tengo un carácter muy fuerte con la capacidad de pasar de una alegría alucinante al más triste llanto, pero que más da? Soy adolescente, y esa es una excusa perfecta para poder ser bipolar.

Me gusta que la gente no sepa por donde les voy a atacar o como me voy a tomar las cosas, así por lo menos se andan con cuidado, pero por el contrario mis amigos y familia ya no le dan importancia y me tratan con total normalidad, vamos lo que debería de hacer todo el mundo ya que no soy extraterrestre.
Mi madre siempre me dice lo mismo:

-Alicia, quizás deberías ser un poco más comprensiva y mirar por los demás.

Y yo le respondo siempre.

-Madre, eso significaría tener corazón.

Suena muy raro sí, pero desde hace un tiempo he tomado la medida de no tener corazón, claro que os diré por que, todo tiene explicación lógica.
Veréis, he llegado a la conclusión de que las tortugas son muy inteligentes y mi animal favorito.
Sencillo, ellas llevan su caparazón encima recubriendo todo su cuerpo y si las amenaza el peligro solo se esconden dentro y puf! Yo no puedo llevar todo el día una caja de cartón que me rodee el cuerpo, pero si puedo simular no tener corazón, así nadie me hace daño, no sufro y como respuesta puedo llegar a ser feliz.

Las situaciones que me pasan día a día son las típicas de una adolescente en pleno desarrollo emocional aunque intente que nada me afecte, tengo amigas que me traicionan y otras que son de fiar y me quieren, una madre que a veces me quiere y otras me quiere, pero matar junto a un padre estricto que sabe cuando aflojar y un hermano pequeño muy… bueno se le podría llamar animal pero no es la mascota de casa, simplemente, me saca de quicio.

A todo esto le sumamos que estudio cuarto de eso y que la presión cada día es mayor y al final del día nadie te comprende y solo te apetece estar de mal humor, pero estar de mal humor me gusta, nadie me molesta.

Simplemente Alicia




domingo, 7 de agosto de 2011

CDTN Querida Bela...

         
No os lo había contado, pero una mis aficiones consiste en aconsejar a la gente acerca de sus cosas. Lo hago a través de una revista y de forma totalmente gratuita, con lo que muchos os podéis ahorrar el psicólogo. ¿Y quién eres tú para dar consejos? Os preguntareis. Pues soy esa amiga impertinente que siempre te dice la verdad aunque te joda. Si queréis mimitos a mamá, si queréis que os diga lo que pienso dejad vuestras dudas en comentarios o mandadme un mail, iré colgando las que me parezcan más aleccionadoras en general y para muestra un botón.

¡Querida Bela! El otro día mi novio me dijo que estaba cogiendo unos “kilitos” me enfadé pero el caso es que creo tiene razón, no sé qué hacer.
Indecisa.

Querida indecisa:

Tienes varias opciones;

a)      Ya sabes ejercicio, dieta sana, adelgazas, te pones en forma y después dejas al capullo de tu novio.
b)      Te quedas con tus kilitos, te hinchas a helados este veranito y después dejas al capullo de tu novio (conocido de ahora en adelante como el CDTN)
c)      Te buscas un amante que te suba la moral y te diga lo apetecible y rica que estás y después de la cornamenta, (acuérdate después, el orden es importante), dejas al CDTN.
d)      Y por último y no por ello menos importante, te miras en el espejo y te dices a ti misma lo increíblemente atractiva y sexy que eres capaz de ser, te haces una (ya me entiendes) a su salud y después dejas al CDTN.

La delgada línea que separa la sinceridad de la impertinencia está en que te pregunten o no tu opinión, pero aún en el caso de que se te haya ocurrido preguntarle aquello de “cariño ¿crees que estoy engordando?” Todo hombre medianamente experimentado y listo te respondería “cariño si tú te encuentras bien, es lo que importa” si este es tu caso tienes que dejar al CDTN por tonto.
Atentamente;
Bela Marbel.   

martes, 2 de agosto de 2011

VOY CAMINO CÓRDOBA II

                     


(RECOMENDADO LEER CAMINO A CÓRDOBA I)


Ya en carretera parece que Nube se ha deshinchado algo, gracias en parte al masaje.

-¿Jugamos a contar historias?- sugiere Ali.
-Cada uno que cuente algo que haya hecho que ahora le de vergüenza.
-¡Arrrgggg!, ¿esto cuenta? porque me va a dar vergüenza el resto de mi vida.
Todas nos reímos.
-Vale, incluso es posible que ganes- dice Ali- Jossy te toca.
-Ummhhhh, ya lo tengo, Bela ¿te acuerdas cuando me llevaste a urgencias con dolor en el pecho y tu querías depilarme antes y yo no te dejé porque me encontraba fatal?
-Sí y luego el médico de urgencias estaba como un camión, ja por no dejarme.
-Pues me dio mucha vergüenza.
-Espera, no depilarte ¿es lo más vergonzoso que has hecho en tu vida?- le pregunto.
-Ummm ¿si?- responde Jossy.
-Vete por ahí, Ali y tú- digo yo.
-Pues va a ser el día que me cogí el pedo ese en que intenté usar a Tito de bola de bolos.
-Ja ja ja ja- Tito es el hijo mediano de mi hermano y en esa época tenía cuatro años- todavía me acuerdo- dice Nube.
-El niño encantado pensando que iba a volar- recuerdo yo.
Todas nos reímos, recordando a Ali con el niño en brazos y al crío…-(papá soy una bola voy a tirar bolos)- y a mi hermano sorteando obstáculos, empujando jugadores, saltando por encima de los carros de las bolas, para llegar a Ali antes del gran lanzamiento.
-¿Y tú?- me pregunta Ali cuando por fin terminamos de reir.
-Pues en Ibiza… bueno no lo de Madrid es más…
Ali nota que el coche da un tirón y se desestabiliza, se ve obligada a dar un volantazo para controlarlo, todas habíamos escuchado un buf seguido de plof plof plof.
-¡Dios que susto!, creo que hemos pinchado- nos informa Ali.
-¡Arrrrgggg! Jopetas con el susto han vuelto los gases.
-Para en el arcen- sugiero.
-En ello estoy- me contesta Ali.
Después de parar el coche Ali y yo nos ponemos los chalecos reflectantes y salimos a poner el triángulo y ver qué ha pasado, efectivamente hemos pinchado, parecía que mirábamos un extraterrestre y nuestro mayor deseo en ese momento es que se arreglase solo, nosotras las mujeres no sentimos la urgente necesidad de arreglar cosas rotas para estabilizar nuestra testosterona.
-Vale tranquilas, a sortear quién es la que se pone a parar coches para pedir ayuda- dice Ali.
-Ali ya te vale como si las mujeres no pudiéramos…- intento protestar yo, pero Ali me interrumpe poniéndose con los brazos en jarra delante de mí.
-Mira lo que te digo como te pongas en plan feminista lo arreglas tú ¿eh?
-Yo…eh…- contesto mirando al suelo- bueno…
-Pues eso, a ver ¿Quién se pone a pedir ayuda?- pregunta Ali muy digna.
-Yo soy hippy y no puedo enseñar las piernas que tengo pelos- contesta Jossy.
-Que jeta- le respondo yo.
-Si queréis voy yoaarrgggg!
-No bonita tu quédate ahí- contesta Ali- entre tu y yo Bela.
-Como siempre, joder- me quejo yo.
-¿Y si llamamos a asistencia en carretera?- pregunta Nube. Las tres dirigimos nuestra mirada hacia ella.
Otra vez en ruta, ahora conduzco yo y Jossy a mi lado “guiándome”
-Oye ¿y si nos desviamos para comprar tortas?- Pregunta Jossy.
-Vale- respondo yo.
-Coge el siguiente desvío- veo el siguiente desvío pongo el intermitente y me dispongo a tomarlo.
-¡Nooooooo! Este no el siguiente- me grita Jossy- es que hermana…
-Oye, que el siguiente es el que viene después no el otro- me quejo yo.
-Pues eso quería decir, ahora para allá- me dice.
Para allá, veo que puedo ir a derecha, izquierda o seguir recto y me dice para allá.
-Para allá para dónde- le pregunto.
-Jope pues para allá- de reojo veo que señala con la mano a la derecha y mis otras dos hermanas se parten de risa.
-¿A la derecha?- casi le chillo.
-¡Nooooo! Para el otro lado mujer- me contesta cuando ya estoy cogiendo la derecha.
-¡Entonces para qué señalas a la derecha!- ahora ya sí le grito.
-Eso es la izquierda- me contesta.
-En tu mundo no lo dudo- le digo- pero como sigas guiándome te vas andando.
-Bela tranquila, ella siempre lo dice al revés- me dice Ali entre risas.
-Pues ya me lo podías haber dicho antes- digo mirando amenazante a Jossy- y no voy a traducirte así es que calladita ¿vale?
Piso el freno, la miro ella hace el gesto de cremallera en boca y diez minutos después hemos llegado al pueblo, además de tortas decidimos pasar por una farmacia para comprarle a Nube Aerored.
Ali y yo entramos a la farmacia con nuestros súper bolsos y nuestros súper tacones golpeando el suelo, todo glamur. Los pocos oriundos del pueblo que nos divisan nos miran con recelo.
-Buenos días- dice Ali- ¿me da Aerored por favor?
-¿Aerored?- repite la farmacéutica mirándonos con una sonrisita.
-Sí gracias- le contesta Ali muy educada.
-Y una caja de condones- digo yo de repente.
-¿Perdón?- exclaman al unísono Ali y la dependienta.
-Condones, sabor a fresa, extra largos- la mujer nos mira por encima de las gafas levantando las cejas y desaparece tras una puerta.
-¿Para qué coño quieres tú una caja de condones?- me pregunta Ali.
 -Porque prefiero que nos recuerden como las liberales de los condones que como las pedorras del Aerored, es una cuestión de clase y cállate que vuelve.
A los diez minutos estamos de nuevo en la carretera y volvemos a la carretera cargadas de tortas, Aerored y condones.