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UN EURO

jueves, 27 de septiembre de 2012

Rita, Romeo y los orgasmos mamarios.





-Jajajajajajaja -no puedo parar de reír -no me puedo creer que le dijeras eso.
-Tía me salió del alma.
-Pero tú te imaginas el corte de rollo que le entraría.
-No sé, de todas formas ya te digo yo que a los veinti tantos se recuperan rápido.
-Asalta cunas -la acuso.
-Eh, que fue él que vino detrás de mi.
-Ya claro, si juntas a una asalta cunas con un obseso de las maduritas -comento dando un sorbo a mi capuccino.
-Tienes bigote.
-Y una mierda, que fui ayer a la esteticién.
-Del capuccino, y ya no se dice esteticién, antigua.
-Bueno la que me quita los pelos.
-Estilista.
-¿Pero eso no era la peluquera? -pregunto yo, es que de verdad me hago un lío, ¿por qué tienen que cambiarle el nombre a las cosas?
-Ambas son estilístas.
-Bueno a lo que íbamos.
-Le tuve que explicar por qué había dicho eso.
-Normal.
-¿Por qué habías dicho qué? -pregunta Romeo. Romeo es nuestro amigo gay, hace poco que ha salido del armario y todavía le estamos instruyendo en el arte de conquistar a los hombres. Como si nosotras supiéramos. Ja.
-Vale, empiezo otra vez...
-Ponme un pacharán -pide al camarero.
-Oye las chicas no pedimos esas cosas -le riño yo.
-Por si no te has dado cuenta, yo no soy una chica cariño.
-Ya, pero ahora estás en nuestro bando, si sigues comportándote como un tipo duro, ¿cómo van a saber los demás que estás en "ese" mercado? le digo remarcando las comillas con los dedos.
-Odio que hagas eso de las comillas. Y según tú qué debería pedir -pregunta.
-Un té de especias... -contesto.
-O un café Gold con canela... -apunta Rita.
-Y vainilla, sí que lleve vainilla es importante -afirmo.
-Pues ponme un café de esos con eso y un pacharán -pide Romeo.
-Nunca vamos a conseguir que seas un guy como es debido -se queja Rita.
-Me parece que tenéis una idea un poco a lo Sexo en Nueva York, de lo que es un guy.
-¡Oye! ya te vale ¿cómo puedes decir eso? -me quejo.
-Nosotras no somos superficiales, pero es que molaría que nos acompañases de compras y poder mirar el culo de los tíos y comentarlo contigo... -dice Rita.
-En lo segundo estoy de acuerdo, lo primero lo odio.
-Como mi marido -aseguro yo.
-¿Tu marido le mira el culo a los tíos? -pregunta Romeo sorprendido.
-No, lo de las compras -le corrijo.
-Lo único que nos diferencia a Ace y a mi, es que a él le gustas tú y a mi me gusta él.
-¿Te gusta mi marido? -casi grito sorprendida.
-Es un decir. Si tuviera que escoger entre ponerte encima de la mesa y follarte como un loco o hacérselo a tu marido, lo escogería a él y él te escogería a ti -me suelta tan tranquilo.
-Puaj! que asco -. grito ahora sí, alarmada.
-¿Te da asco follar con tu marido? -me pregunta alarmado.
-¡Noooo! me da asco imaginarte a ti... en la mesa... con él... puaj, como me venga esa imagen a la cabeza esta noche cuando esté... ya sabes, voy a tu casa y te la corto.
-Mujer que susceptible, ¿no querías hablar de hombres conmigo?
-Pero no del mío capullo.
-Nadie pertenece a nadie, somos seres libres -en ese momento el camarero deja el café y pacharán en la mesa. Yo cojo la copa y me la echo al gaznate de un trago.
-Eso no ha sido muy femenino -comenta Romeo.
-Nop -confirma Rita.
-Que os den arggg.
-A lo que iba -continúa Rita -resulta que me he liado con un tío...
-Un chaval -interrumpo yo.
-Tiene pito y es mayor de edad ¿no? -se queja ella.
-Jajaja uy pito dice, polla nena, lo que tiene es polla -la corrige Romeo.
-Lo que sea. El caso es que el ti... chaval... está muy bien dotado.
-¿Sí? cuenta cuenta -la anima Romeo.
-Pues estábamos haciéndolo...
-No, que me cuentes la dotación -insiste.
-Al rededor de veinti algunos.
-Mira tiene los mismos centímetros que años -ironizo yo.
-En eso te equivocas, probablemente sean más centímetros.
-¿Síiii? -nos sorprendemos al unísono  Romeo y yo.
-¿Me vais a dejar acabar? -hacemos el gesto de cremallera en boca para que continúe.
-Yo os he contado alguna vez, que mi abuela salía con un chico de Jordania. En aquel momento ella tenía unos cincuenta y muchos y él, unos veintipocos...
-¿De polla o de edad? -pregunta Romeo con una risita. Yo me río también mientras le doy una patada por bajo de la mesa.
-Vale, vale, ya me callo.
-Pues una vez me llevó de crucero y los pillé en acción, él estaba ahí dándole que te pego al pecho de mi abuela, y ella tenía una cara que en aquel momento me pareció de dolor y que ahora entiendo que no, pero vamos yo en ese instante me fui para el chico y di una patada y me lié a puñetazos con él... -nosotros no podemos contenernos más, las lágrimas nos caen de la risa y la gente sentada alrededor nos mira con cara de intriga, o enfado según el caso.
-Bueno pues el otro día tuve un orgasmo mamario con mi jovenzuelo...
-¿Pero eso es verdad? ¿Las mujeres podéis tener esas cosas? -se sorprende Romeo.
-Tú nunca lo has hecho porque no le ponías empeño hombre, cuando una cosa no te gusta, no te sale igual...
-Pues yo estaba convencido de que era un bulo.
-A mi es la primera vez que me pasa, y claro, me acordé de mi abuela.
-¿En ese momento? ¿te acordaste de tu abuela? -se sorprendió Romeo.
-Pues claro, los dos son jordanos, los dos jovenzuelos, y los dos saben hacer eso.
-Claro, claro -convinimos ambos.
-Pues el caso es que me salió del alma. Después del último suspiro, dije "Ahora entiendo a mi abuela".
-Después de diez minutos de risas incontinentes, por fin le pregunto.
-¿Y qué hizo él cuando dijiste eso?
-Salto de la cama y me miró con muy mala cara. Me dijo algo así, como que si tenía algún tipo de extraña perversión me fuera olvidando.



miércoles, 19 de septiembre de 2012

Ya tenemos ganadora!!!!

¡Ya tenemos ganadora!

Puesto que salió el nº 26, la ganadora es... Samy S. Lynn!

Puedes mandarme tu dirección al correo, bela.marbel@gmail.com o por un privi a mi página de face, belaycia grupo.

Espero que te guste, y muchas gracias a todos por participar.

martes, 28 de agosto de 2012

¡Sorteo de Espirales en el ombligo!

Hola a todos, esta es una entrada un poco especial.

Para celebrar las más de trece mil visitas, y los nueve meses de Espirales en el puesto de los más vendidos hot, me ha apetecido REGALAROS UN EJEMPLAR.

¿Y cómo lo vamos a hacer? Pues mediante sorteo. He pensado que os hagáis seguidores del blog y dejéis un comentario en esta entrada, y otro en otra a vuestra elección.

El sorteo será internacional, ya que tengo muchas visitas de otros países, especialmente EEUU y creo que debo hacer este esfuerzo.

Asignaré un nº por orden de comentario en esta entrada.

El primero tendrá el 01, el segundo el 02, el tercero el 03... El que coincida con el sorteo de la once del día 17 de Septiembre, será el ganador. Si sale el 43 y no hay 43 comentarios el premio será para el 33, si no hay 33, será para el 23...

¡Que nervios!

Espero que os guste la idea, por cierto los que ya lo tenéis podéis participar, siempre os queda regalarlo a algún amigo, irá dedicado y con punto de lectura.

Besazos y adelante.


jueves, 9 de agosto de 2012

El veneno del pez araña o lo que sea que haya sido.


Cuando llego a casa, noto un exquisito olor que viene de la cocina.
-Ummhhh ¿qué estás cocinando? -pregunto a mi marido.
-Plumas revueltas con ahumados.
Me asomo a la cazuela y aspiro a fondo.
-Esto son macarrones con salchichas y bacon.
-En el paquete pone plumas, no macarrones -me dice enseñándome el envoltorio de los macarrones que aún está en el banco.
-Ya.
-Y para que lo sepas tanto las salchichas como el bacon están ahumados.
-Ummhhh -contesto al llevarme un macarrón, perdón pluma, a la boca.

Mientras disfrutamos de la comida suena el teléfono. Es mi hermana invitándonos a ir a la playa al día siguiente, en plan familia; sillas, mesas, neveras, sombrillas, vamos como si de turistas se tratara. Desde el mismo momento en que la palabra playa sale de mi boca, mi marido aprieta la suya y su cabeza empieza a negar, mientras yo contesto a mi hermana.
-Por supuesto, nos apetece un montón, será un día genial. ¿Ace? claro está encantado, le ha hecho tanta ilusión que creo que va a llorar de un momento a otro.
-Vamos que te está diciendo que ni de coña ¿no? -me contesta Jossy.
-Ya sabes cómo le gusta a él la playa, cuanta más arena, mejor.
-En realidad vamos a una cala, en su mayoría es de roca, que a él lo de bucear sí le gusta.
-¿Qué es toda de arena? ¿ni una roca? ¿y no se puede bucear? no te preocupes le gustará igual.
-No seas capulla.
-Hasta mañana hermanita.
-Si me lleváis a una playa de esas en donde estiras el brazo y le tocas la teta a una desconocida, no salgo del coche, te lo advierto.
-La muerte por asfixia es lenta y tortuosa.
-No me des ideas.
-Ja, ya intentaste matarme cuando me regalaste los patines y no funcionó ¿recuerdas?
-Pero sigue siendo la entrada más visitada en tu blog. Lo que demuestra que la gente quiere ver como lo hago.
-El que tiene intención de quedarse encerrado en un coche a más de cuarenta grados eres tú.
-Pues no voy y tú tampoco, te lo prohíbo.
El tenedor se me cae de la mano y va a parar al suelo, justo antes de que una estruendosa risa salga de mi boca, mientras me retuerzo en el sofá.
-Podrías hacer como que me respetas un poco ¿no? -se queja Ace.
-Sí ahora... espera... que termine... de reírme... -después de un rato me calmo.
-Pues te vas sola, yo me quedo -dice retirando los platos. Se dirige a la cocina. Yo voy detrás de él con la jarra del agua y los vasos usados. Comienza a fregar los platos con energía.
-Me toca fregar a mi, que tú has hecho la comida -protesto.
-Ya, solo que tú no friegas.
-Sí que lo hago. Pero  no inmediatamente.
-Lo que viene a ser lo mismo, porque sabes que yo no lo soporto y los friego.
-Si ni siquiera me has dado tiempo a llegar al fregadero -le digo apoyando los brazos en la encimera.
-No quiero ir.
-Venga Ace, tan solo es un día de playa, vives en Alicante, no puedes pasarte el verano entero sin ir a la playa.
-Podría, si tú me dejaras.
-No seas ridículo.
-Y encima en plan camping.
-Mucho te quejas de acampar a la madrileña, pero luego bien que te gusta estar en la silla, sin tener que mancharte de arena.

Los rayos de sol me despierta, me giro en la cama solo para darme cuenta de que estoy sola. Ace ya se ha levantado.
-Me duele la tripa, creo que no puedo ir -me dice.
-Si no tuviera catorce sobrinos, te creería.
Mi hermano se ha adelantado con su familia en un coche. Nosotros vamos en otro con el resto. El coche en cuestión tiene siete plazas. Me he retrasado hablando con mi madre, mientras Ace, mi cuñado y mis hermanas guardan las cosas en el coche.
-Ace dice que tú prefieres la parte trasera, así es que sube -lo miro con rabia y él me devuelve una sonrisa de satisfacción. La parte trasera es la séptima plaza y no se sabe si es un asiento o un trozo de maletero.

Llegamos a la playa y el chiringuito ya está montado. Añadimos unas cuantas sillas y un par de neveras. Y mi cuñada Ro, comienza a sacar cosas. Lleva consigo una especie de bolso Mary Popins, para adultos, del que salen; limas, hierbabuena, azúcar y claro ron, y hasta hielo picado.
-Llevo picando hielo desde las ocho de la mañana, así es que no desperdiciéis ni un pedacito -amenaza mi hermano.
-Ves, Ro tortura mejor que yo, así es que no te quejes -le digo a mi marido.
En un momentito nos ha preparado unos mojitos. Y al agua.
-¿Por qué no me has dicho, que era de rocas en su mayoría? me habría traído las gafas y eso -se queja Ace.
-Ummhh...¿porque no lo sabía?
-Y qué tal porque no querías perderte la diversión, de verme atormentado con la idea.
-Sí eso también. Pero he traído gafas ¿ves?
-Las de la piscina no cuentan.
-Pues no te las doy.
-Anda trae -me las quita de las manos y se va con mi hermano y los tres hijos de este a la parte rocosa. Yo me introduzco en el agua con Ro.
-¡Ay! -grito.
-¿Qué te pasa? -me pregunta mi cuñada.
-Noto algo en el pie, como un golpe.
-¡Joder, que tiricia! Otra vez, otra, otra.
-¿A ver? -mi cuñada se sumerge en el agua, yo meto la cabeza y las gafas de piscina se me llenan de agua, pero alcanzo a ver mis pies llenos de enormes bichos que me atacan sin piedad.
-Mira los mini pececillos te están haciendo la pedicura -vale, a lo mejor los bichos son en realidad peces, y probablemente no sean enormes, habrá sido por la gafas llenas de agua.
-¡Mierda de gafas! están rotas.
-Me alegra saber que existe la justicia divina -comenta mi marido acercándose.
-¡Cariño! -grito encaramándome a él -las pirañas estas se quieren comer mis pies.
-Solo te están limpiando los callos -dice Ro.
-Yo no tengo callos -protesto.
-Pues la pieles muertas -contesta ella.
-Me encantan mis pieles muertas, son mías y no quiero que me las quiten.
-Anda baja que voy a seguir buceando -Ace me deja en tierra otra vez.
-Eso abandóname a mi suerte, mal hombre -pero él ya está bajo el agua.
A lo lejos vemos un buzo exótico. Un tipo con un tubo rosa fucsia y unos zuecos  amarillo fosforito.
-A ese no se le acerca ni un pez, con tanto colorín.
-El el cuñao -me informa Ro.
-Lleva mis gafas y los zuecos de estar por casa de tu hermano. Le he dicho a tu marido si quiere unos que llevo otro par, pero me ha dicho que no.
-Ace no se pone eso ni aunque tenga que andar entre erizos -mientras comentamos esto yo me he subido a las rocas y me dispongo a tirarme con elegancia. Y toda la elegancia sale disparada a mis tobillos cuando mi monísimo y pequeñísimo biquini entra en contacto con el agua. Me lo subo y me siento en las rocas. Moviéndome con el ritmo de las olas.
-Ten cuidado que tu hermano dice, que ahí también hay peces de esos venenosos.
-Mujer ya sería mala suerte -no obstante le hago caso y vuelvo a la arena. A los pocos segundos noto un dolor agudo y punzante.
-¡Ahhhh!
-Otra vez los peces -dice Ro.
-No, no sé por qué pero me duele el chichi.
-¿El chichi?
-Te lo juro, aquí. Me duele mogollón.
-A ver si al final te ha picado.
-No jodas. ¡Dios cómo duele! Casi no puedo andar.
Con la ayuda de mi cuñada salgo fuera, al momento estoy rodeada de toda mi familia. No me podía haber mordido en un pie como a todo el mundo.
-Agua caliente -dice mi hermano. Naturalmente mi cuñada abre el bolso y saca un termo de agua caliente. Por un momento se me olvida el dolor.
-¿Traes agua caliente a la playa? -le pregunto.
-Para el café.
-Ah -¿y por qué demonios me parece lógico? estamos a cuarenta grados en frente de un chiringuito con café granizado.
Mis hermanas me rodean con varias toallas, me lavo la zona con el agua.
-¿Mejor? -pregunta alguien.
-Duele mucho -contesto yo, antes de cerrar la boca tengo un ibuprofeno y un vaso de agua para tragar.
-Será mejor que vayamos al puesto de Cruz Roja -dice mi hermana.
-No te preocupes Ace, ya la acompañamos nosotras -mujeres unidas jamás serán vencidas, pienso yo. El veneno me hace desvariar.
Ace echa un vistazo al puesto, yo sigo su mirada. Dos jovencitos con afición al gimnasio conversan tranquilamente en la puerta del mismo.
-Esto... va a ser que no, yo la llevo -me coge en brazos y llegamos en un momento, el dolor no se calma.
Al llegar mi marido se dirige a los chicos.
-Le ha picado algo -indica sin más.
-¿Dónde? -pregunta uno de ellos.
-¿La vas a atender tú? -insiste mi marido.
-No, el enfermero está dentro.
-Pues entonces no te importa una mierda -y pasa a su lado tan tranquilo. Oigo como uno de ellos pregunta al otro.
-¿Y a esto qué les pica?
-A ella probablemente un pez araña, ya sabes que hay bastantes y a él yo diría que su mujer.
Dentro un chico delgado con cara de acabar de salir de la cuna, en vez de la universidad juega con su móvil.
-¿Qúe pasa? -me pregunta.
-Le ha picado algo -contesta Ace.
-Acuéstala aquí -indica pero sin mirar a Ace a la cara. Ace me deja sobre una camilla.
-¿Dónde te ha picado? -pregunta. Ace aprieta mandíbula.
-Ahí -contesto yo señalando la parte baja de mi cuerpo.
-¿En el pie? -pregunta. Yo niego con la cabeza mientras me retuerzo.
-¿En el muslo? -vuelvo a negar.
-¿En...?
-¡En el coño! -grita mi marido. El chico medio temblando contesta.
-No hace falta ser grosero oiga, yo solo hago mi trabajo.
-Era la respuesta, quiero acabar con esto antes de que el veneno le llegue al cerebro. Aunque parezca mentira me gusta su cerebro. Yo soy capaz de sonreír.
El chico echa mano a mi biquini y su muñeca es rápidamente agarrada por Ace.
-Yo haré eso ¿de acuerdo? -amenaza respirando en el cogote del pobre enfermero. Me parece ver que se le ha reventado un grano de su acné juvenil del susto. No todos los días tiene uno en sus manos el chichi de un tipo calvo, con perilla y más dibujos que un tebeo de la Marvel.
El chico me pone una pomada, y se las ingenia para no tocarme en el proceso.
-Puede haber sido un pez araña, aunque no veo que te haya dejado ninguna espina. Está algo inflamado pero tampoco tanto.Con esto mejorará rápido, ya verás.
-Esto... te importaría mover el biquini un poco más... es que....-mi marido le mira con cara de pocos amigos.
-¡Joder! -le quito la pomada de las manos, vacío medio bote en ellas, me bajo el biquini por completo y me embadurno de ella.
Media hora después aún no noto esa parte de mi cuerpo.
-¿Estás mejor? -me pregunta mi marido ya en casa.
-Te juro que nunca más te obligaré a ir a la playa.
-Eso está bien. Ahora descansa mientras te preparo un baño. Un besito en la nariz. Ains que dulce mi bestia.





lunes, 9 de julio de 2012

Chicas H






He quedado con mi grupo de amigas H, para tomar un café.
Al llegar veo a Erre sentada, con sus gafas de sol puestas, su pelo recogido hacia atrás, y la revista de Mens Health en la mano, contando los cuadritos de la tableta de chocolate, de el último famoso de turno sometido al EPLMDUDF que viene a ser -entrenamiento para la mejora del uso y disfrute femenino -.
-Aquí estás tú, con tu pasatiempo favorito –comento sentándome a su lado.
-¿Pero tú has visto? Este se ha pasado cuatro pueblos, tiene más onzas que una pastilla de las de Valor.
-Ummhhh y seguro que está dulcecito, dan unas ganas de darle un bocado a ver –sugiero congiendo la revista.
-El de verdad no sé., pero ese seguro que sabe a tinta –nos corta el camarero con una risita.
Lo suyo habría sido que me pusiera roja, pero no me sale de manera natural. Mi amiga se ríe abiertamente.
-Yo quiero un cortado –pide.
-A mi un capuchino –el camarero nos sonríe y va a prepararlo.
-Que perraka eres –me dice Erre.
-No, la perraka acaba de entrar por la puerta.
-¡Chicas! –nos saludan Eme, Ele, Eme Jota y las demás,  viniendo hacia nosotras.
-¿Qué pone en la camiseta? –pregunto, ya que llevo lentillas y con ellas me es imposible leer a cierta distancia. Vale sí, soy muy miope, pero soy aún más presumida.
-“Estas son mis mejores amigas” –lee Erre.
-Que maja es ¿eh? se la ha puesto en nuestro honor –comento.
-En realidad, una flecha señala sus tetas –me aclara.
-Sí claro, eso es más razonable –asiento en un gesto con la cabeza.
Eme se sienta llenándolo todo de bolsas, evidentemente han estado de compras.
-Hemos ido de compras  ¡camarero un bombón! –dice de corrido Ele.
-Sí, eso no hace falta que lo juréis –asiento.
-Esto es para ti –informa Ele, dándole a Erre un paquetito envuelto en papel de pinocho rosa con un lacito.
-¿Si? ¿tengo un regalo? Pero si no es mi cumple.
-Hija lo he visto y no he podido resistirme.
-Venga ábrelo de una vez –insisto.
-Voy, voy –con cara emocionada y mano temblorosa empieza a romper el papel y aparece un pequeño vibrador morado con forma de…
-¿Un espárrago? ¿le has comprado un espárrago? –pregunto.
-No es un espárrago –se defiende Ele.
-Es un vibrador –informa Eme –si le das a este botón, se mueve, mira.
El camarero se acerca en ese momento.
-¿Eso es para que os lo haga a la plancha? –nos pregunta.
-No precisamente –me río.
Entra I con cara de agobio y se dirige directamente a la camarera, metiéndose a empujones no muy discretos, entre dos entrajetados que están tomando café en la barra sin quitar el ojo a nuestro espárrago.
-Nena déjame el ambientador anda, que hoy tenemos la visita de unos clientes de esos pesados y presumidos y huele todo el despacho a croquetas congeladas.
-Oye guapa, mis croquetas son caseras y mi extractor funciona divinamente, lo que huele será la bazofia que traes en el tuper todos los días, por no gastarte un duro en mi bar –se queja poniendo el ambientador en sus narices.
-Mejor no te pido un café ¿no? –la otra únicamente la mira.
-Parece que te has quedado sin almuerzo –comento.
-¿Se puede saber que le pasa? –pregunta I.
-¿Ves aquella cursi de gafas de la esquina? –indica Erre. I asiente con la cabeza.
-Es de Sanidad –contesto.
-¡Ups! Y ahora se ha puesto a revisar los extractores. Yo de ti cambiaría de bar –le aconseja Ele.
-¡Joder! Para terminar de rematarlo, mi jefe tenía que venir justo a este bar –nos dice I, al ver que el susodicho jefe entra por la puerta y pone una de sus sonrisas de vendedor de coches usados. Vamos, comisuras en orejas.
-Creo que viene hacia aquí, ni se te ocurra invitarlo a sentarse ni para hacerle la pelota ¿eh? –amenaza Eme.
-Es peor aún.
-¿Por qué? –pregunta Eme.
-Me temo que los presumidos y pesados clientes del jefe, son los encorsetados de la barra –informo.
-¡Tierra trágame! ¡Y esconde eso por el amor de Dios! –gime I agarrando el espárrago. Momento que el jefe escoge, para acercarse a ella y cogiéndola por el hombro, levantarla de la silla para acercarla a los clientes y presentárselos.
-Os presento a mi brillante ayudante, I. I ellos son los maravillosos clientes de los que te hable -. I sonríe, pero no extiende la mano, el jefe la mira con la ceja levantada. I se decide y tira al suelo el vibrador para dar la mano a los clientes. Lo hace y respira.
-Señora –dice un niño tirándole de la camisa.
-¿Sí? –contesta I poniendo su cara más maternal.
-Se le ha caído esto –un objeto de plástico con forma de espárrago aparece en sus manos.
-Ehhh no pequeño, te equivocas, eso no es mío.
-He visto cómo se le caía.
-¡Hombre! Mi espárrago –el frutero acaba de entrar en el bar, tan guapísimo como siempre; alto, moreno, fuerte, musculoso, con unos ojazos impresionantes y encima buena persona. En nuestra mesa las risas por los apuros que está sufriendo nuestra amiga, son sustituidas por un generalizado ¡aaaaayyyyyy!
Él, coge el espárrago, su café para llevar, nos guiña un ojo y sale.
-Vuestro pedido estará listo en un momento –nos informa desde la puerta con una deslumbrante sonrisa.
-¡¡¡Aaaaayyyyyy!!!! –todas suspiramos.
-Ahí llega Jota –nos indica Eme. Jota viene distraída mirando su I-phon y partiéndose de risa, se choca con el frutero y ni se entera.
-¿Qué miras que vas tan distraída? –pregunta Eme Jota.
-He colgado una foto para uno de mis personajes en el face.
-Y? –le digo.
-Mira lo que me contesta una.
-¿Qué? –pregunto. Jota me deja el móvil.
-“Con este te has pasado, es demasiado irreal. A mi me gustan los tíos más de verdad, no tan de anuncio” –leo en voz alta.
-Pero si es tu marido –dice Ele.
-Por eso me río –contesta Jota. Y todas nos reímos con ella.
Al terminar el café pasamos por la frutería a recoger el juguetito de Erre.
-Ha pasado por tantas manos que no sé si lo quiero –comenta.
-No seas tiquis-miquis –le dice Eme Jota.
-Esto… ¿tienes nuestro pedido? –pregunta Erre.
-Claro –contesta el frutero. De nuevo esa sonrisa y todas.
-¡¡¡¡Aaaaayyyyyy!!!!!!!
Se da la vuelta para coger la bolsa, la espectacular vista de su trasero hace que sea ¡¡¡¡¡AAAAAAAAYYYYYYYYYY!!!!!!!!!!!
-Aquí tenéis –salimos con un nuevo suspiro.
-Esto pesa mucho para ser el espárrago –comenta Erre. I le quita la bolsa y la abre. Los ojos se le agrandan, mete la mano y saca un calabacín del tamaño de un bate de béisbol.
Vuelve a meter la mano y al lado del espárrago hay una nota.
“He pensado que te gustaría más”
-Ya le vale.
-Será pervertido.
-Increíble.
-Que grosero.
-El muy salido.
-Pero tiene buen culo.
-Sí, eso sí.
-Definitivamente.
-Buen culo, sí señor.  

A mis queridas H que tan buenos ratos me hacen pasar.  



viernes, 22 de junio de 2012

Tres eran tres...

La semana pasada fue muy especial para mi. Tuve el gran placer de asistir a tres eventos en apenas unos días. Mucho ajetreo, preparativos,cositas de última hora...

DIA 09 DE JUNIO, FERIA DEL LIBRO DE MADRID.

Después de siete días seguidos de trabajo, salgo a las seis de la tarde, desde las siete de la mañana, y me voy corriendo a la estación a por el billete. Me suena el móvil.
-¿Dónde estás? -me pregunta mi marido.
-Ahora mismo haciendo cola en la estación.
-Pero si son las nueve de la noche.
-Ya pero es que primero me he pasado por la Fnac para ultimar los detalles de lo del miércoles.
-Bueno, y a qué hora sale el tren.
-A las siete.
-Apenas vas a descansar, porque conociéndote tendrás que levantarte a las cinco y media.
-Pues sí. Te dejo que por fin me toca -.Cuelgo sin darle tiempo a réplica.

-Entonces, habíamos dicho ida y vuelta a Madrid mañana no?
-Sí.
-En el primero y el último no? -es la tercera vez que se lo repito. Asiento con la cabeza, demasiado cansada para discutir o aconsejarle que se compre un sonotone.

En ese momento llega otro hombre más mayor y con cara de resignación.
-Vete, ya sigo -le dice. Yo respiro hondo, uno y dos, uno y dos.
-Buenos días señorita, o señora.
-Señora -corrijo.
-¿Ah sí? ¿tan joven? -¡No por Dios! ¡uno con ganas de hablar, no! Me limito a sonreír a ver si se le pasan.
-Se va usted a Valencia ¿no?
-No, que yo sepa -respondo con cara de sorpresa.
-Le aseguro que según el ordenador, usted se va a Valencia.
-Y yo le aseguro, que la Feria del libro de Madrid, se celebra en Madrid y es allí donde voy.
-Con que vamos a pasar un bonito fin de semana en Madrid y a que nos firmen algunos famosillos ¿eh?-dice con tono despectivo.
-¿Usted también va?
-Jajajajaja, que graciosa. No me refería a usted.
-Ya, no exactamente. Yo formo parte del grupo de famosillas que firman.
El hombre abre mucho los ojos, y una sonrisa le ilumina la cara. Deja por completo sus quehaceres en el ordenador y acercándose a mi, me dice casi en un susurro:
-Si me consigue un autógrafo de Jiménez de los Santos, le hago un descuento.
-Pues vaya diciéndome el total, sin descuentos. A Madrid, ida y vuelta en el mismo día. Primera y última hora.

Ya en Madrid espero a mi amiga Olivia Ardey que viene de Valencia en el AVE. Sí, ese que no llega a Alicante.
Después de los besos y abrazos de rigor nos ponemos en marcha. Y menos mal que voy con ella, porque desde la última vez que vine a Madrid en tren esto ha cambiado mucho, no me veo capaz ni de salir de la estación de Atocha.
-Patricia me dijo anoche que cogiera el metro hacia el retiro.
-¿El metro? pero si está aquí al lado.
-¿Seguro?
-Y tan seguro, verás -la veo preguntar aquí y allá por la calle de entrada al parque. Ella va por libre y yo detrás, que la veo desenvuelta.
-¿Ves? -me dice -es al final de esta calle.
-La última vez que dije eso en Madrid, me tiré media hora subiendo por Príncipe de Vergara.
-Que no, mujer de poco fe.
Efectivamente, Oli tenía razón en unos minutos, y tras parar para un té, llegamos a la Feria en el Retiro.

-¡Hombre por fin! ya me han preguntado por ti cinco personas -se queja mi editora.
-Como dice mi marido, yo llegaré tarde hasta a mi propio entierro -por lo menos lo tengo asumido, que no se diga.



















Os he dejado el resto del día en imágenes.

Son las siete cuarenta y cinco y tengo que ir a coger el tren de vuelta a Alicante, agotada, ya que las chicas me han hecho andar con tacones de siete centímetros, monte a través y a la carrera, llamándome tipo ¡amos eeeeengaaaaaa!, me paro en un semáforo frente a la estación de Atocha, y el corazón empieza a latir con celeridad, ¿cómo es posible que no me diera cuenta de que hay... cuántos... tres pabellones diferentes? 

-Hola, ¿eres Bela Marbel la escritora amiga de Noelia? -me dice una chica, sacándome de mi estupor.
-Sí, aunque ahora soy más bien la confusa y asustada Bela Marbel que se va a perder en Atocha.
-No te preocupes mujer, nosotras te acompañamos.
Primera entrada.
Nos despedimos.
Amable señorita.
No por aquí no es, vayan abajo.
Segunda entrada.
Volvemos a despedirnos.
Amable caballero.
No por aquí no es, vayan a la izquierda.
Tercera puerta.
Nueva despedida.
Ni amable, ni caballero, ni cojones.
Más abajo.
Cuarta puerta.
¿Última despedida?
Amable señorita.
Están en el sitio correcto.
-Ains un momento que me voy a pillar una latita para el camino.
Ahora sí que sí, nos despedimos y si no fuera por ellas estaría todavía intentando salir de allí cual día de la marmota.

EL DÍA DE PUERTAS ABIERTAS PARA PACIENTES ONCOLÓGICAS EN SALÓN MARISA CATURLA 12 DE JUNIO DE 2012.

Ha sido un día maravilloso, en el que he conocido a mucha gente impresionante dispuesta a dar y a recibir. Marisa es la perfecta anfitriona, llena de humanidad y cariño. Es todo pasión y generosidad, pone el alma en todo lo que emprende y nos lleva a los demás con ella. Está rodeada de un equipo humano maravilloso, que pone toda la carne en el asador. Personas que la acompañan desde hace muchos años, y siguen con ella, día tras día, dando lo mejor de sí.

El día comienza con tratamientos para el cutis, el pelo, las manos. Arreglos de pelucas y pañuelos preciosos y personalizados. Continúa con la firma-dedicatoria de los libros que de Espirales en el ombligo, se pusieron a la venta. Una parte de los beneficios se destinará a apamm, con la que haremos un nuevo evento, más adelante.

Más adelante también, compartiré con vosotros el proyecto LOLA en el que Marisa está volcada por completo en este momento, y del que nos hablará en su blog.

Continuamos con la degustación de jugos y dulces deliciosos, ricos en vitaminas y antioxidantes que nos alegran el día.

Y para mi termina porque tengo que ir a trabajar, pero el día continúa con un espectacular éxito en los salones.






MIÉRCOLES 13 DE JUNIO, PRESENTACIÓN FNAC ALICANTE.

Pipipipipi, sí esa es mi alarma. Son las cinco treinta de la mañana. Tengo que ir a trabajar. Bostezo, tropiezo, me caigo, me levanto, consigo llegar entre maldiciones al baño. Sí, chorrito y a la ducha.
-¡Mierda! -grito.
-¿Qué te pasa? -contesta mi marido casi de tan mal humor como yo.
-¡El puto calentador! el agua sale fría, se ha acabado la caliente.
-Cariño es eléctrico, la caliente no se acaba -abre la puerta de mi ducha y con la paciencia que lo caracteriza pone la temperatura adecuada.
-Ummm sí, que gustito.
-¿Lo dices por el agua? -pregunta dándome una palmadita en el culo.
-Pues claro, menudo día me espera.
-Todo va a salir bien, ya verás.
-¿Y si no viene nadie?
-Siempre dices lo mismo, y siempre viene gente.
-Es verdad, pero de vez en cuando me dan estos ataques de inseguridad.
-Hazme hueco, que te enjabono la espalda y te doy seguridad de esa.
-Ya claro, seguridad me vas a...

A las cinco treinta voy a casa, otra ducha y me arreglo, vestidito azul, muy alicantino, taconazo, pelazo y a la presentación.

Empieza a llegar gente, saludos y abrazos y por fin... sí, la sala está. Todas las mesas ocupadas excepto, la de la primera fila, más cercana a mi. ¿Por qué siempre nos dejamos esa primera mesa libre? Es como en el cole. Serán reminiscencias.

Ponemos el boocktrailler, Aston Kutcher, levanta sentimientos encontrados como siempre, Jonhy Cash no, a todo el mundo le encanta. Comienza hablando Sandra Torriglieri resaltando el papel de la mujer en la sociedad. Casi no me reconozco en las palabras que utiliza para describirme, le estaré enormemente agradecida por esa presentación, ya que ha subido mi autoestima casi tanto como la ducha de la mañana. Ahora le toca hablar a Marisa Caturla, que cuenta alguna anécdota de cuando y cómo nos conocimos, realmente lo nuestro fue un flechazo, no hay otra forma de describirlo. Y después de comentar algunas cositas, la gente comienza a hacer preguntas. Y es un no parar, los asistentes se implican muchísimo y participan con preguntas y comentarios durante bastante rato. Lo pasamos en grande y resulta muy entretenido. Los de la Fnac me reconocen que es una de las presentaciones en que más preguntas se han hecho. El chico no daba abasto con el micro.

Y llegamos al final, con la firma y las fotos. El montaje que me ha hecho Mari Carmen  de Club con un libro entre las manos, para las postales es chulísimo, y las regalo con el libro. Entre las visitas está la jefa de Mark, Noelia Guirao y también cómo no Vane, de Un paseo entre libros.

Después de una cervecita con mis recién encontradas vecinas de la infancia, a casa a descansar, mañana por la mañana me toca madrugar, tropezar, ducha fría...

























A ellas y a todos los que habéis asistido a estos tres eventos no puedo más, que agradecer el ratito que pasáis conmigo, no sabéis cuánto significa para mi. Os quiero, besazos. ¡Y hasta la próxima! En la que espero poder ofreceros novedades.





miércoles, 6 de junio de 2012

El día en que la conocí




Altamente recomendable leer Gotici El Vampiro Anestesista presentación



Carlos y yo habíamos salido a tomar unas copas. Ya sabéis, Carlos, el otro vampiro que trabaja en el mismo hospital que yo, el que es enfermero en el banco de sangre. Acababan de estrenar la segunda de Crépusculo, ya no albergábamos esperanza alguna, acerca de que nuestra condición de vampiros fuera ganar popularidad gracias a las pelis y novelas.

-¿Sabes lo que me pasó la otra noche? -me preguntó Carlos.

-¿Qué? -contesté bebiendo de mi copa, porque sí, los vampiros bebemos alcohol y nos emborrachamos, y reaccionamos igual que cualquier borracho humano, perdemos el control. Lo único diferente en nuestro caso, el el anormal crecimiento de las protuberancias que adornan nuestra boca, normalmente las mantenemos a raya, pero cuando uno pierde el control, lo pierde por completo.

-Me ligué a una tía que estaba muy, pero que muy buena. Tenía unos melones ... más o menos así -hizo el gesto de agarrar un par de pechos imaginarios, muy, muy grandes, imposibles de abarcar con las mano.

-¿Y?

-Perdí la cabeza, ya sabes como me ponen las tetas grandes. Los capullos estos empezaron a crecer -me contó señalando los colmillos.

-¿Y te los vio?

-No.

-¿Entonces?

-Digamos que el sabor de la silicona es asqueroso.

-¿Le pinchaste una teta?

-Ummmhhh... sip.

-Menos mal que el anestésico de la saliva le ahorraría el dolor.

-Sip, y no tiene cicatriz. Pero va a denunciar al cirujano plástico. Y yo soy su testigo.

-¿Qué?

-Tío qué iba a hacer yo. Le dije que era culpa del que se las puso, que eso no era normal, las tetas no se desinflan por un simple bocadito ¿no?

-Pero sí por una puñalada de cinco centímetros.

-Ya, pero eso no se lo iba a decir. Hay algo más.

-¿Qué? Porque lo que no te pase a ti...

-Solo te pasa a ti. Es tu jefe.

-¿Qué?

-El cirujano que la operó, es tu jefe.

-Vete a tomar por culo.

-Sí, sí. La próxima vez mejor me recreo en el culo.

-Olvídalo, ahí también se ponen prótesis.

-¿No jodas?

-Si yo te contara.

-Detrás de ti hay una tía que no deja de mirarte.

Me volví para ver a la chica en cuestión. ¡Oh! era realmente guapa, tan alta como yo, vamos, no mucho. Ojos oscuros, melena al viento; al viento del ventilador colocado en la barra. Mira, parece un video clip porno, si se quita la camiseta... y entonces lo hizo. No lo de quitarse la camiseta claro. Me sonrió. Adopté mi postura original sin corresponder a su gesto de interés.

-No es buena idea -dije a Carlos.

-¿Cómo que no? pero si está cañón y es tu tipo.

-Tú lo has dicho, es demasiado mi tipo. Seguro que estos -señalé mis colmillos -salen y la asusto. Es mi tercera copa. O peor aún, imagina que le  pincho una teta, perdón, no tienes que imaginarlo.

-Muy gracioso, pero no parecen de silicona -lo miré con mala cara y seguí a lo mío. Pero la chica era resuelta.

-Hola -tenía la voz aterciopelada, dulce.. algo ronca por el deseo, vale, sí, yo también he visto las pelis del  Cullen ese. En realidad la voz ronca se debía más al ron preparado que se estaba tomando.

La miré e hice un gesto de cabeza, me aseguré de no abrir la boca.

-Me llamo Lori ¿y tú?

-Dr. Gotici.

-¿Dr. es nombre o apellido?

-Eres una graciosilla ¿eh?

Ella me dedicó otra de sus deslumbrantes sonrisas, yo por puro nerviosismo le di otro trago al cubata, y los putos colmillos crecieron unos cuantos milímetros más.

-No, pero es que te he preguntado tu nombre, no tu profesión. Pero todos los médicos sois unos engreídos.

-¿Y tú a qué te dedicas? -me animé a preguntarle. Una voz detrás de ella contestó.

-A cazar vampiros -. El contenido de mi boca, vamos el trago del cubata que debería haber caído por mi garganta, se paró en secó y decidió salir al exterior en dirección a la cara de Lori.

-Pero qué coño... -el tipo que lo había dicho se acercó a ella servilleta en mano.

-Lo siento -no pude decir nada más bajé la cabeza y me dirigí al baño.

-Una mala noche -oí que decía Carlos.

Cuando llegué al baño, mis bichos ya medían lo suficiente como para desinflar varios pares de tetas. Respiré hondo, me eché agua el cuello, conté a hasta diez, veinte, treinta... cuando salí Carlos estaba solo en la barra.

-Es inspectora de bancos de sangre.  Lo de cazar vampiros no era literal. Bueno si me caza a mí sí, pero... no normalmente -me contó Carlos.

-Creo que es hora de irme a casa.

-Pues yo le voy a hacer un favor a la rubia esa de la esquina -Giré la cabeza en dirección a dicha esquina y vi al rubia en cuestión. Bueno vi las protuberancias que la rubia apoyaba en la barra.

-Ten cuidado, aunque son de otra marca, no creo que el sabor te vaya a gustar más.

Salí del local dejando a Carlos pegado a las tetas de la rubia. Me subí el cuello de la cazadora de piel y me dispuse a desatar el casco de mi Harley.

-Después de calarme lo menos que puedes hacer, es llevarme a casa ¿no crees? -di un respingo ante el meloso sonido de su voz, básicamente porque me pinché en el labio inferior, ante el nuevo crecimiento
que experimentaban mis colmillos. Hijos de puta. Asentí y le entregué el casco sin más.

-No hablas mucho ¿eh? -le mostré una sonrisa ladeada sin despegar los labios. Noté que se le erizaba la piel.

-Lo que has hecho ahí dentro es una guarrada -me dijo con voz temblorosa mientras retrocedía un paso. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba avanzando hacia ella como un lobo hambriento, ya sé que las comparaciones entre lobos y vampiros no están bien vistas, pero no se me ocurre nada mejor. Mediante un leve empujón la apoyé contra la pared.

-¿Quieres probar algo realmente guarro? -en mi cabeza sonó sexy, erótico, gamberro, caliente... hasta que la oí reírse como una loca.

¡Coño! intentar vosotros controlar el ceceo con unos putos colmillos de cinco centímetros en la boca.

Solo se me ocurrió una forma de hacerla callar... y funcionó, vaya si funcionó. Y mis colmillos no le importaron en absoluto.