Un grupo de hombres reunidos después de una dura jornada laboral, dos generaciones de ellos para ser más exactos, los cuarentones y los veinteañeros.
Con la primera cerveza han acabado con el tema Alonso, Nadal y la selección, es verano así es que el Madrid, Barça y Hércules (están en Alicante), no dan para mucho más.
Encaran el tema trabajo hasta que después de cagarse en toda las razas de jefes que existen, alguien recuerda que la jornada ha terminado y que a otra cosa mariposa.
Así es que en cuanto abren la tercera cerveza comienza “el tema” las mujeres.
Mi sobrino de poco más de veinte años con novia reciente se dirige a su tío (mi marido).
-Es que la mayoría de las veces no sé lo que he hecho, se enfada y le pregunto qué le pasa y me dice que si no lo sé ella no me lo va a decir.
-Acostúmbrate yo llevo doce años casado y todavía sigo esperando que me respondan esa pregunta- le dice su otro tío, vamos mi hermano Carlos.
-Tenéis mucho que aprender- les dice mi marido con una sonrisa de suficiencia dibujada en el rostro.
-Ilústranos- le contesta Carlos.
-A las preguntas trampa siempre hay que contestar con evasivas hasta que le des la vuelta- responde él muy tranquilo.
-Ejemplo- dice mi sobrino poniéndose en pie con las manos en las caderas y sacando un hombro de la camiseta.
-Cariñoooo, qué vestido crees que me sienta mejor el azul o este- pregunta A.J. tratando de poner voz femenina.
-Mi amor tu siempre estás preciosa- le contesta Ace levantándose y dándole un pellizco en la mejilla.
-Con que eso es lo que haces conmigo- una voz a sus espaldas les hace girarse, todos comienzan a reír por lo bajo, y susurran entre ellos.
-A ver cómo sales de ésta campeón- le reta mi hermano.
Ace se acerca a mí, pone su enorme mano sobre mi cintura y acariciándome la cara con los dedos de la otra mano me dice al oído:
-A ti nunca te diría eso porque tú como mejor estás es sin vestido.
A mi se me pone la sonrisa tonta.
-Calla idiota- le digo en tono mimoso mientras me escapo de su abrazo y me acerco a la mesa.
-¿Queréis otra cervecita?- les digo, los veo asentir boquiabiertos y me dirijo a la entrada del bar dónde está Niky (sobrina de mi marido) de la misma edad más o menos que AJ, mirándome estupefacta.
-¡Tío eres el puto amo!- oigo decir a mi sobrino cuando cree que no le estoy escuchando.
-¡Mi héroe!- dice mi hermano. Ace les hace una reverencia antes de sentarse.
-¿Pero qué te ha dicho para convencerte tan rápido, no le ibas a poner las pilas?- me pregunta Niky.
-Sí, pero cariño míralo, él es feliz en su ignorancia. Ahora mismo es el rey del corral, el macho más macho y yo esta noche voy a ser la hembra más hembra por dejarle en ese pedestal.
-Madre mía Bela, eres perversa. Yo por toda respuesta le guiño un ojo y pido otra ronda.
7 comentarios:
jajajajaja que bueno tu si que eres la puta ama
Eso se llama darle la vuelta a la situación en beneficio propio sin lastimar ni una pizca el ego masculino. Plas plas plas.
Gracias chicas,es que los egos masculinos pueden ser muy frágiles, no os ofendáis chicos.
Aunque de vez en cuando, es mejor dejarles boquiabiertos delante de los demás gallitos... jajaja.
Lo tendré en cuenta para la próxima María Elena jajaja
Olé la gracia para apuntarse un tanto. Apúntate tu otro por el relato.
jaja gracias Menchu apuntado queda.
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